El pasado 15 de febrero, luego de que una invitación me llegó oportunamente ése mismo día, acudimos gustosos al saber que nuestro amigo Rubén G. Benavides logra hacer una exposición en retrospectiva –como se llama en el arte a la muestra obras coleccionadas en una vida-, en este caso ¡Por fin! En el Ceart, consagrado sólo para artistas externos. Exposición que nos muestra todo un camino que va desde sus los inicios hasta la actualidad, en donde queda muy marcado las corrientes imperantes en cada época.

Un grupo cercano a las 50 personas abarrotábamos la entrada a la sala de exposiciones, tan amontonados tal como si, cuando se diseñó el inmueble, no lo hicieron pensando en la funcionalidad para lo que se supone se construyó, sino para ensalzar el ego del arquitecto, pues nos arremolinamos, sin ver a los que hablaban –muy mal por cierto-, mucho menos al homenajeado. Ahí estábamos estirando el cuello haciendo gran un esfuerzo por no perder detalle y sólo veíamos las mismas caras de siempre, porque la difusión sólo se paga pero no funciona.

Ése era un momento tan esperado por el pintor el cual tituló “Desiertos Fértiles”, retrospectiva 1960-2008 en la que destacó él mismo algunos aspectos de su trabajo y algunos de los asistentes, lo dicho no tiene caso ni siquiera comentarlo porque fue una explicación para los asistentes, sin embargo es mejor dejarlos para que sea el propio expectador quien haga los comentarios.

 

 

La apertura de la retrospectiva de Rubén G. Benavides, lo que sí expuso a los asistentes y quedó muy claro; es en manos de quien está el quehacer artístico cultural de Baja California, ya que en primer instancia apareció un tipo –creo que llamado Ricardo Gómez o algo así-, cuya cultura es menor a cualquier merolico de barriada –con perdón de éstos personajes-, quien habló por más de 20 minutos y no dijo nada de importancia –supongo que ni él se entendió-, minutos en los que sólo evidenció su altísima ignorancia, su abultadísima incultura, su reducido vocabulario, su estulticia académica y escatológica ética.

Ya cuando se dio cuenta que no sabía qué más decir, le pasó el turno –y sus mismas virtudes- al representante personal de Ángel Norzagaray, director general del Instituto de Cultura de Baja California, quien se econtraba en Tijuana; Teodoro Valenzuela –un pésimo reportero del desaparecido noticiario universitario- que ahora se viste con la indumentaria de la cultura, quien al hacer uso –abuso diría mejor- de la palabra, que si no dijo en sus 25 minutos de perorata unas 50 veces realizar y sus derivados, no dijo ni una.

Lamentable también es el abuso del tiempo de los demás que por 45 minutos permanecimos ahí amontonados entre las escaleras que estorban a la entrada, el insulto a la inteligencia de los asistentes al escuchar tantas tonterías oficialoides y lo peor el comprobar en manos de quién está la cultura institucional. Desconocían todo lo relacionado con Benevides, su obra y la actividad artística no sólo del presentado, sino en todos los sentidos.

Tan es así que hubo necesidad de que el propio maestro Benavides, explicara el motivo y las características de su exposición, alivianando un poco la molesta barbajanería de los hombres que cobran por su incultura en el ejercicio de la cultura gubernamental ¡Felicidades Osuna Millán, estás haciendo ni más ni menos que lo se espera de tí…!

 


Reconocen a Manuel Rojas

Con una muestra clara del control monopólico de un grupúsculo del ámbito cultural en el Estado, que se ejerce en el gobierno bajacaliforniano y en la propia universidad –muy claro por la falta de promoción, difusión y asistencia de muchas personas y medios-, se le hizo un reconocimiento a Manuel Rojas como director fundador del Taller Universitario de Teatro en tiempos de Luis López Moctezuma Torres como rector de la UABC y David Piñera Ramírez como coordinador de Extensión Universitaria –función sustantiva hoy suprimida-, quienes estuvieron presentes.

Una muy buena presentación de la Escuela de Artes en donde, el vestíbulo del Teatro Universitario fue insuficiente para la cantidad de asistentes, muy a pesar de que no hubo convocatoria abierta –curiosamente también falló la comunicación y cómo no; si son los mismos-, pero también dado el estado de alerta por el racimo de sismos que se abatieron en la región y que evitó la presencia masiva de estudiantes y docentes.

La ceremonia fue bien atendida por una buena maestra de ceremonias, en donde se presentó un video proyectado en pantalla en donde los personajes protagónicos fueron: Manuel Rojas, como homenajeado y David Piñera como el reconocedor, en donde se destacó la actividad de los tiempos en que el entonces estudiante de Ciencias Sociales y Políticas, se encargó de formar el primer grupo teatral de la UABC.

Una ceremonia por demás interesante y llena de anécdotas, en donde se hizo extensivo el reconocimiento de varios de los primeros integrantes del grupo, iniciado allá por 1971. Se develó una placa en el mismo vestíbulo, la que deja constancia de la actividad teatral de Manuel Rojas, el hoy director del Grupo llamado “Teatro de Vivencias”.



Se anuncia que en breve esta obra será puesta en escena en Tijuana, Ensenada y San Quintín, lugares del que todavía no se conocen las fechas, así como su reposición en Mexicali, de la misma forma se contempla una gira por Sonora que está en proceso, solo se sabe de una participación en el festival cultural de Huchinera para el mes de octubre.
Para el mes de mayo, el día 7 se repuso la presentación en el Teatro del Estado, en donde se rompieron las posibilidades de hacer otras presentaciones, quedando en pié la gira por el norte de Sonora.Bueno... estos eran los planes cuando iniciamos, lo cierto es que por esfuerzo no quedamos, ni por calidad ni por calidad, de nuestra parte, pero los apoyos tanto oficiales como de la propia ciudadanía, fuimos poco atrativos...