Narrativa

Bases de Narrativa

Xossé Trinidad

Bases de narrativa 1

Partiendo del concepto básico, narrativa es la forma de contar o platicar una historia, ella no importa si es cierta o mera ficción, todos tenemos una forma, un estilo o manera de contar algo, esa forma también existe cuando escribimos y ello es lo que hace atractivo o no, ya sea nuestro decir o nuestro escribir. Narrar no quiere decir que hay que contar las cosas como se suceden en el tiempo, sino como uno quiere contarlas y es ahí donde está lo creativo de quien narra.
Siempre existe una figura ideal de estructura para la narrativa y digamos que es en forma de “moñito” o una “e” manuscrita que significa los tres tiempos de una narración: Introducción, nudo y conclusión; también principio, meollo y final, puede ser también; presentación, conflicto y resolución. Como lo considere cada quién esos son los elementos básicos de todo escrito y de la narrativa esencia.

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¿Cómo empezar?

Dicen que un escritor, ya sea literario o un simple estudiante, siempre sufre el síndrome de la hoja en blanco, es decir que nunca sabe cómo empezar y eso se abate cuando uno aprender el oficio, el único que hace crecer a las personas; la disciplina. La idea del “moñito” es ya una estructura; inicio, presentación, apertura, introducción, principio o como quiera llamarse como primer elemento, segundo; nudo, conflicto, meollo, temática, historia o como se quiere nombrar y, tercero; Final, conclusión, cierre, resolución, lo cual obliga a hacer la primer idea al escribir cuando menos una sola palabra en cada uno.
Lo conveniente es escribir una sinopsis de la historia que se pretende contar, la cual no debe exceder de los dos renglones y medio a tres cuando mucho. Una vez hecho esto, es conveniente escribir una anécdota, no fijarse en que si es mucho o poco lo que se escribe como anécdota, porque la extensión de la pieza narrativa, no determina nada más allá de la mera historia. Una anécdota, pues ser proporcionalmente distinta al tamaño de la pieza literario, pues todo depende del tratamiento que uno le dará y ése es el valor literario.
¿Cómo empezar? Escribe cualquiera de las tres de inicio, pero es importante hacerlas, ya que es el inicio en el oficio.

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Un ejemplo…

Sinópsis:

La historia muestra un estado determinado de los protagonistas que enfrentan una realidad inesperada, pasando de una realidad a otra en forma fantástica.

Anécdota:

Tengo en la cabeza una serie de ideas que no puedo plasmar o contar porque cuando menos lo espero paso a los ejemplos o a la alegorías para decirlo, en la mañana me levanté muy temprano asaltado por ésa idea que me dice que he salido a enfrentar la realidad pero no entiendo los resultados y mi día se fue con un cambio total por lo segado de los resultados, lo cual quisiera decir en una forma, explicarlos en otra y transmitirlos siempre, pero vuelvo a caer en unas forma como de sueños que me hablan de seres monstruosos como si fueran pesadillas.

Cuento 1:

El Dinosaurio (Augusto Monterroso)

Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí.

Cuento 2:

El Dragón (Ray Bradbury)

La noche soplaba en el pasto escaso del páramo. No había ningún otro movimiento. Desde hacía años, en el casco del cielo, inmenso y tenebroso, no volaba ningún pájaro. Tiempo atrás, se habían desmoronado algunos pedruscos convirtiéndose en polvo. Ahora, sólo la noche temblaba en el alma de los dos hombres, encorvados en el desierto, junto a la hoguera solitaria; la oscuridad les latía calladamente en las venas, les golpeaba silenciosamente en las muñecas y en las sienes.

Las luces del fuego subían y bajaban por los rostros despavoridos y se volcaban en los ojos como jirones anaranjados. Cada uno de los hombres espiaba la respiración débil y fría y los parpadeos de lagarto del otro. Al fin, uno de ellos atizó el fuego con la espada.

-¡No, idiota, nos delatarás!

-¡Qué importa! -dijo el otro hombre-. El dragón puede olernos a kilómetros de distancia. Dios, hace frío. Quisiera estar en el castillo.

-Es la muerte, no el sueño, lo que buscamos . . .

-¿Por qué? ¿Por qué? ¡El dragón nunca entra en el pueblo!

-¡Cállate, tonto! Devora a los hombres que viajan solos desde nuestro pueblo al pueblo vecino.

-¡Que se los devore y que nos deje llegar a casa!

-¡Espera, escucha!

Los dos hombres se quedaron quietos.

Aguardaron largo tiempo, pero sólo sintieron el temblor nervioso de la piel de los caballos, como tamboriles de terciopelo negro que repicaban en las argollas de plata de los estribos, suavemente, suavemente.

-Ah . . . -El segundo hombre suspiró-. Qué tierra de pesadillas. Todo sucede aquí. Alguien apaga el sol; es de noche. Y entonces, y entonces, ¡oh, Dios, escucha! Este dragón dicen que tiene ojos de fuego, y un aliento de gas blanquecino; se lo ve arder a través de los páramos oscuros. Corre echando rayos y azufre, quemando el pasto. Las ovejas, aterradas, enloquecen y mueren. Las mujeres dan a luz criaturas monstruosas. La furia del dragón es tan inmensa que los muros de las torres se conmueven y vuelven al polvo. Las víctimas, a la salida del sol, aparecen dispersas aquí y allá, sobre los cerros. ¿Cuántos caballeros, pregunto yo, habrán perseguido a este monstruo y habrán fracasado, como fracasaremos también nosotros?

-¡Suficiente te digo!

-¡Más que suficiente! Aquí, en esta desolación, ni siquiera sé en qué año estamos.

-Novecientos años después de Navidad.

-No, no -murmuró el segundo hombre con los ojos cerrados-. En este páramo no hay Tiempo, hay sólo Eternidad. Pienso a veces que si volviéramos atrás, el pueblo habría desaparecido, la gente no habría nacido todavía, las cosas estarían cambiadas, los castillos no tallados aún en las rocas, los maderos no cortados aún en los bosques; no preguntes cómo sé; el páramo sabe y me lo dice. Y aquí estamos los dos, solos, en la comarca del dragón de fuego. ¡Qué Dios nos ampare!

-¡Si tienes miedo, ponte tu armadura!

-¿Para qué? El dragón sale de la nada; no sabemos dónde vive. Se desvanece en la niebla; quién sabe a dónde va. Ay, vistamos nuestra armadura, moriremos ataviados.

Enfundado a medias en el corselete de plata, el segundo hombre se detuvo y volvió la cabeza.

En el extremo de la oscura campiña, henchido de noche y de nada, en el corazón mismo del páramo, sopló una ráfaga arrastrando ese polvo de los relojes que usaban polvo para contar el tiempo. En el corazón del viento nuevo había soles negros y un millón de hojas carbonizadas, caídas de un árbol otoñal, más allá del horizonte. Era un viento que fundía paisajes, modelaba los huesos como cera blanda, enturbiaba y espesaba la sangre, depositándola como barro en el cerebro. El viento era mil almas moribundas, siempre confusas y en tránsito, una bruma en una niebla de la oscuridad; y el sitio no era sitio para el hombre y no había año ni hora, sino sólo dos hombres en un vacío sin rostro de heladas súbitas, tempestades y truenos blancos que se movían por detrás de un cristal verde: el inmenso ventanal descendente, el relámpago. Una ráfaga de lluvia anegó la hierba; todo se desvaneció y no hubo más que un susurro sin aliento y los dos hombres que aguardaban a solas con su propio ardor, en un tiempo frío.

-Mira . . . -murmuró el primer hombre-. Oh, mira, allá . . .

A kilómetros de distancia, precipitándose, un cántico y un rugido, el dragón.

Los hombres vistieron las armaduras y montaron los caballos, en silencio. Un monstruoso ronquido quebró la medianoche desierta, y el dragón, rugiendo, se acercó, y se acercó todavía más. La deslumbrante mirada amarilla apareció de pronto en lo alto de un cerro, y en seguida, desplegando un cuerpo oscuro, lejano, impreciso, pasó por encima del cerro y se hundió en un valle.

-¡Pronto!

Espolearon las cabalgaduras hasta un claro.

-¡Por aquí pasa!

Los guanteletes empuñaron las lanzas y las viseras cayeron sobre los ojos de los caballeros.

-¡Señor!

-Sí, invoquemos su nombre.

En ese instante, el dragón rodeó un cerro. El monstruoso ojo ambarino se clavó en los hombres, iluminando las armaduras con destellos y resplandores bermejos. Hubo un terrible alarido quejumbroso, y un ímpetu demoledor, y la bestia prosiguió su carrera.

-¡Dios misericordioso!

La lanza golpeó bajo el ojo amarillo sin párpado, y el hombre voló por el aire. El dragón se le abalanzó, lo derribó, lo aplastó, y el hombro negro lanzó al otro jinete a unos treinta metros de distancia, contra la pared de una roca. Gimiendo, gimiendo siempre, el dragón pasó, vociferando, todo fuego alrededor y debajo: un sol rosado, amarillo, naranja, con plumones suaves de humo enceguecedor.

-¿Viste? -gritó una voz-. ¿No te lo había dicho?

-¡Sí! ¡Sí! ¡Un caballero con armadura! ¡Lo atropellamos!

-¿Vas a detenerte?

-Me detuve una vez; no encontré nada. No me gusta detenerme en este páramo. Me pone la carne de gallina. No sé qué siento.

-Pero atropellamos algo.

-El tren silbó un buen rato; el hombre no se movió.

Una ráfaga de humo dividió la niebla.

-Llegaremos a Stokely a horario. Más carbón, ¿eh, Fred?

Un nuevo silbido, que desprendió el rocío del cielo desierto. El tren nocturno, de fuego y furia, entró en un barranco, trepó por una ladera y se perdió a lo lejos sobre la tierra helada, hacia el Norte, desapareciendo para siempre y dejando un humo negro y un vapor que pocos minutos después se disolvieron en el aire quieto.

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La Creatividad

De la creatividad  se ha dicho y escrito mucho, pero para poder entenderla, sólo basta ver cómo algunas personas tienes una facilidad para platicar tan amenamente lo que digan, así las podemos diferenciar unas de otras y vemos que la único distinto es el estilo de cómo abordan las cosas aunque sean las mismas. Lo mismo ocurre cuando se trata de escribir o cualquier otro giro de la expresión humana.

Así hay quienes son creativos y quienes no en apariencia, es cuestión de capacidades, de disciplina y de conocimiento, pero ¿cómo ser creativo? Sólo hay una forma; iniciarte con pasión en lo que uno hace y gusta hacer, muchas cosas no funcionarán pero hay que insistir buscando alternativas distintas en cada acción, en cada actividad. Por ejemplo mucho se advierte que un escritor –que es lo que nos ocupa-, la pluma es el instrumento más importante y en realidad no lo es así, porque un escritor debe escribir todo lo que se le ocurra, pero su instrumento más importante y esencial es el borrador, porque es lo que más nos cuesta trabajo hacer; borrar lo que no sirve a nuestros propósitos de expresión en cada texto.

Se dice que creatividad, es ingenio, inventiva, pensamiento original, imaginación constructiva, pensamiento divergente o pensamiento creativo, es la generación de nuevas ideas o conceptos, o de nuevas asociaciones entre ideas y conceptos conocidos, que habitualmente producen soluciones originales. Sin embargo tiene mucho de atrevimiento, de hacer propuestas distintas, de ser, de ofrecer alternativas.

Los ejemplos anteriores (los cuentos) son muchas cosas, pero en especial son ejemplos enormes de creatividad, de imaginación, de propuesta y todo lo antes dicho. De tal manera que podemos contar lo mismo y pero cada uno con una forma distinta, entre más creativo sea; mayor será su calidad, ya que creatividad deviene de creación, que no se puede lograr sino buscando alternativas y posibilidades en todo lo que hacemos. 

 

Bases de Narrativa 5

El idioma

Para un escritor el manejo y conocimiento del idioma es fundamental, habida cuenta que el idioma es mucho más que un mero instrumento de comunicación, que en el caso de que español haya caído en calidad, sobre todo por la ignorancia de sus hablantes quienes quieren hacerle incluso reformas desde su ignorancia, incultura y pereza mental, no quiere decir que tengamos que hacerle cambios. Sobre todo ante la discriminación que se hace al sobreponer al inglés por encima del español, al supeditar al español al pseúdo lenguaje cibernético, al ignorar sus reglas y esencia para convertirle en un modismo o caló –slang- del inglés y no lo que es: Un enorme idioma de avanzada y de futuro.

Un escritor debe leer mucho porque es la mejor forma de entender el enorme elemento que es el idioma, tanto escrito como hablado, porque es la base para abordar los elementos de la narrativa, resulta pobre y decepcionante que algunos escritores refieran que hay que cambiar las reglas del español, cuando algunas de sus obras no hubieran sido lo que son si se hubiesen escrito con esos cambios que ellos sugieren ¿Verdad Gabriel García Márquez? Por ello no tengo la menor duda que “Cien Años de Soledad” es una verdadera obra de arte.

El escritor siempre se va a encontrar, con el hecho de que hay muchos errores en el habla cotidiano y que existen dos idiomas español; el común y corriente, o tan común por lo corriente o tan corriente por lo común, el que nos habla de la enorme ignorancia, incultura y menosprecio de quien habla, del escaso conocimiento, de la ausencia de lecturas y de la cómoda que resulta la ignorancia y, claro está, del otro lado: El español diplomático, el de calidad el que sabe cómo ubicar cada palabra, jugar con ellas y hacer figuras, evitar las discriminaciones, la mala construcción y hasta confusión… que además ello es la esencia de la creatividad de todo artista nato, ya que el uso del idioma de forma correcta, hace que uno encuentra esos juegos de palabras que sólo le son propias, ésas expresiones de doble sentido, el manejo creativo de los valores metafóricos y toda ésa riqueza expresiva que cada país o región tiene.

Para conocer el idioma, no sólo hay que pensar que; porque se le habla se le conoce, sino que se requieren ejercicios simples, como explicarse de dónde vienen la palabras, las expresiones, los modismos, cómo debe ser la forma correcta, cual la incorrecta, cómo jugar con ellas, por qué se dice así en España, Cuba, Argentina, Colombia o México lo mismo con distintos significados, a pesar de significar al tiempo lo mismo para todos y, lo entendemos y sabes diferencias muy bien.

No es lo mismo un signo gramatical en otros idiomas que en español, por ello tenemos que abrir con signos de admiración o interrogación, porque no requerimos de un formato de pregunta acartonado como en inglés, sino que hacemos preguntas con cualquier frase, por ello no funciona el sólo poner el signo al final de la frase, pero además el español tiene un sustento estético, que a la vista debe resultar agradable verse y leerse.

Próximo: La gramática.

 


 

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